e diel, 17 qershor 2007
Primera
Aquí va un mail que recibí hoy:
----- Original Message -----
From: Juan Antonio Vidal Saraví
To: suactores@gruposyah oo.com.ar
Sent: Thursday, June 14, 2007 2:53 PM
Subject: [foro de SUA] Eduardo Schinca/EMAD
Compañeros:
Espero estar enviando este mensaje a la dirección correcta. Por favor avísenme o reenvíenlo si no fuera así.
La EMAD no tiene registro de los exámenes de Arte Escénico que se han rendido a lo largo de su historia.
Para la Exposición en homenaje a Eduardo Schinca (Octubre 2007, Teatro Solís), estoy juntando toda la información posible. Sería MUY interesante poder reconstruir la historia de Schinca como docente de la EMAD.
Solicito a todos los que hayan sido sus alumnos, tanto en 2° como en 3er año (o 1°, si fuera el caso) envíen a este foro o a mi dirección (avidal@fbraille. com.uy) año y obra/autor de los exámenes de Arte Escénico dirigidos por él.
Ejemplo: 1985 - Numancia (Miguel de Cervantes)
- Edipo en Colono (Sófocles)
- Las troyanas (Eurípides)
Gracias!!
Juan Antonio Saraví
Ahora yo agrego otra dirección: vallsmarcos@gmail.com donde pueden enviar material y lo publicamos o directamente escriban sus comentarios o firmen aquí en el blog
Segunda
Empiezo, mi lista es ésta:
1989:
-"El muñuelo" de Ramón de la Cruz.
Rol: Alguacil.
EMAD
-"El Conde Lucanor" de P. Calderón de la Barca.
Rol: Soldado.
EMAD
1991:
-" La Dama Boba" de Lope de Vega.
Rol: Liseo.
EMAD
-"La venganza de Tamar" de Tirso de Molina.
Rol: Amón (v.1) y Salomón (v.2)
EMAD
Alejandro Busch, Leonardo Lorenzo y Daryí Cor)
-"Orestes" de Eurípides.
Rol: Orestes.
EMAD
-"Electra" de Sófocles.
Rol: Pílades.
EMAD
-"Fedra" de Racine.
Rol: Hipólito.
EMAD
1992:
-Por obligaciones con la EMAD debo renunciar a
"El embrujado" de Ramón del Valle Inclán
Rol: El Embrujado
Teatro La Gaviota.
1993:
-"El mentiroso" de C. Goldoni.
Rol: Lelio, el mentiroso.
Casa de Comedias.
1994:
-Contrato previo me impide participar en
"Don Gil de las Calzas Verdes" de Tirso de Molina
Rol: Don Martín/Don Gil.
Casa de Comedias.
1996:
-"El acero de Madrid" de Lope de Vega.
Rol: Salucio.
Comedia Nacional
1998:
-"Así que pasen cinco años" de F. García Lorca.
Roles: Amigo y Parca.
Comedia Nacional
1999:
-"El tiempo y la habitación" de B. Strauss.
Rol: El Hombre sin reloj.
Comedia Nacional
e premte, 15 qershor 2007
Tercera
Hace unos años escribí esto, cuando el MEC a instancias de Elena Zuasti, iba a hacer un acto en honor a Eduardo, el acto nunca se hizo... pero yo escribí :
Cuando Eduardo Schinca se alejó de este mundo material me invitaron a escribir algunas palabras para cierta revista de una Sociedad de Profesionales "No Actores" del Uruguay y no lo hice.
Hurgando en mi alma su recuerdo sólo acudían (y acuden, por cierto) momentos felices y anécdotas divertidas, hechos que poco tenían que ver con la cruel realidad que nos golpeó.
En ese instante de recién estrenada renguera espiritual y artística lo que pensé redactar me pareció vacuo y la congoja por la pérdida me apartó de vanos y rudimentarios garabatos para una publicación ajena a mi medio natural, el teatro.
Soy actor no escritor, me manifiesto actuando, no necesariamente escribiendo, actuar es mi misión.
Hoy, sintiéndome entre pares, deseo expresarme y aportar mi grano de arena como parte del homenaje al que no sólo fue mi maestro, sino también de varios de mis maestros.
Formar parte del último grupo de alumnos que él ilustró en
Soy feliz y todos debemos sentirnos así.
Felices por haber conocido a Eduardo Schinca, no sólo como ser humano común, intelectual o tal vez correligionario, sino como insaciable creador y referente cultural.
Felices por haber recibido su legado de amor al teatro, del que nos dijo que, cual Vestales, debemos mantener encendida la flama.
Llama en la que, también gracias a él, aprendimos a arder.
Él nos mostró el rigor incesante con el que debemos trabajar para poder subir a un escenario, satisfacernos y divertirnos hasta morir haciendo llorar o reír; no de forma estereotipada, con grandes alardes, excesos grandilocuentes o pronunciaciones afectadas sino con la verdad, emoción, coraje y sentimientos que devoran plateas y corazones.
Los que tuvimos el honor de compartir la dura tarea a la que se abocó durante su fecunda vida, y sus enseñanzas, tenemos la obligación de rendirle homenaje cultivando el mismo compromiso absoluto, serio e inflexible que él tuvo hacia el arte y la cultura, como nos enseñó y dio vivo ejemplo.
Nuestros son el derecho y el deber de mantener ese fuego que nos hizo abrazar, y recordarlo hoy, es parte de esa hercúlea tarea.
Tal vez él no estuviera muy de acuerdo con la forma en que decidí evocarlo; habiéndolo conocido, sé que hubiera tenido la disciplina ética y estética de soportarme (por algo lo llamamos maestro) y después, café mediante, casi siempre con cortesía y afecto expondría sus pareceres; pero estoy seguro que en donde esté, estará revolcándose de risa con mi atrevimiento y a sottovocce, apretando la pipa entre los dientes, en alguna mesa de boliche lo comentará con amigos en medio de carcajadas sentidas y ojos incrédulos.
Es parte de lo que también nos exigió: temeridad, resolución, determinación, osadía, audacia, despreocupación, valentía, denuedo, vigor, energía, arrojo, espíritu, guapeza, jugarnos "al mango", acertar... o equivocarnos y jugar de nuevo, una y otra vez, ese sabio poseedor de paciencia infinita.
Sentir en lo profundo del corazón y de mi arte, su falta, me incita a recordarlo junto a Uds., sin pompas ni protocolos, con alegría profunda y agradecimiento, agradecimiento que estoy seguro sentimos todos hacia nuestro querido, y sólo físicamente desaparecido, Maestro Eduardo Schinca.
Gracias por al MEC por recordar.
Gracias Eduardo.
Gracias a Uds.
e enjte, 14 qershor 2007
e mërkurë, 13 qershor 2007
Director Teatral (54 puestas en escena)
1959 - Cásina o El casamiento por sorteo, de Plauto (Teatro Libre)
- Los amantes pueriles, de Crommelynck (Teatro del Pueblo, Teatro Victoria)
- El Cardenal de España, de Henri de Montherlant (CN, Teatro Solís)
Premios Casa del Teatro y Florencio de la crítica: Mejor Director.
- Las sabihondas, de Molière (CN, Sala Verdi)
Premio Casa del Teatro: Mejor Director; Florencio de la crítica: Mejor Espectáculo
- Hécuba, de Jean Martinon (SODRE) (Régie)
Premios Casa del Teatro: Mejor Director; Florencios de la crítica: Mejor Espectáculo y Director
- Una cadena de papel violeta, de Washington Barale (CN, Sala Verdi)
Varios premios
- María Estuardo, de Schiller (CN, Teatro Solís)
- Amor de Don Perlimplín con Belisa en su jardín , de F. García Lorca (CN, Sala Verdi)
- Los Blanes, de Milton Schinca (Cia. Medina-Galbiati-Lerena, Sala Verdi)
- La alondra, de Jean Anouilh (CN, Teatro Solís)
Premio Florencio de la crítica: Mejor espectáculo del año.
- La parisienne, de Henri Becque (Cia. Ávila-Martínez -Mieres, Teatro del Centro)
Premio Florencio de la crítica: Mejor espectáculo del año.
- El burgués gentilhombre, de Molière (CN, Teatro Solís)
1988 - El álbum familiar, de José Luis Alonso de Santos (CN, Sala Verdi)
- Las troyanas, de Eurípides (CN, Sala Zavala Muniz, Teatro Romano de Mérida, Sevilla)
Premios Florencio de la crítica: Mejor espectáculo y Mejor dirección.
- Don Gil de las calzas verdes, de Tirso de Molina (Casa de Comedias, Teatro Carlos Brussa)
- El Rey Lear, de William Shakespeare (Teatro del Anglo, Teatro de
Premio Florencio de la crítica: Mejor espectáculo y Mejor dirección.
- Las alamedas de Maturana, de Milton Schinca (Teatro El Tinglado)
- Gianni Schicchi, de Giacomo Puccini (SODRE) (Régie)
- El camino a
e martë, 12 qershor 2007
carta de 1972
A: "marcos valls"
Asunto: una joyita...
Fecha: Wed, 27 Jun 2007 23:31:41 -0300
pa'l bló
Me la pasaron las hermanas de Schinca en fotocopia
un abrazo
juancho
20 de abril 72.
Queridos Raquel y Toto: Hablé hoy con
Ofelia, y ya sé que pudo contarles los
últimos acontecimientos de manera objetiva
y sintética. Eso me alivia bastante, pues
me resultaba tan difícil intentarlo yo,
que siempre me daba dilatorias para
escribirles. Supongo que las noticias
que les llegan a Uds. deben ser incluso
más completas que las que tenemos noso-
tros, pues estamos reducidos a los co-
municados oficiales del Ministerio de
Interior, que no siempre son muy
desarrollados, y a veces no creíbles.
Pero a pesar de los 4 ajusticiados, de
los 7 compañeros del P.C. muertos, de
que Partelli rezó en la Casa del Partido y
en el entierro de los otros 4; a pesar de
los atentados a casas de dirigentes del
F.A., etc. etc, nosotros seguimos una
vida más o menos normal. Yo ensayo
todos los días un programa
Lorca: “Amor de Don Perlimplín con
Belisa en su jardín”, y “La
zapatera prodigiosa”. Me lo adjudi-
caron de golpe, y así lo tuve que empe-
zar a ensayar: sin preparación
anterior, sin un estudio a fondo.
Pero como creo que todos en estos
momentos hacemos las cosas sin
mayor ilusión, como además ne-
cesito el cachet de esas direcciones
allí estoy al firme, mientras por otro
lado pienso qué poco sentido tiene
ocuparme de trajes, decorados,
tonos de voz e inflexiones, qué poco
sentido tiene la poesía y el “alma”
humana que describe Lorca en sus
obras, fuente de todo este desastre
que nos rodea. Y por otro lado,
-contradicción esperanzada- ¿no
servirán ese Perlimplín, esa zapatera
casada con un viejo, esa
Belisa vendida a Perlimplín a po-
ner un poco de luz? No servirá
para que alguien vibre y piense
que siempre hay algo rescatable
en el hombre, y que éste siempre
quiere salvarse, salvar lo mejor de sí mismo?
También vamos al cine, a pesar de
todo. Ha habido una ola de estrenos
importantes: “Sacco y Vanzetti”,
que parece hecha hoy aquí; desgarra-
dora en su frialdad documental.
“Tristana” de Buñuel, que no siem-
pre es claro, pero sí subyugante en
su morbosidad y en su crítica.
“El pasado me condena” con Jane
Fonda, donde ganó el Oscar.
Sin embargo, uno no sabe qué
es lo mejor. Uds. Allá no saben si
volver o permanecer. Yo recibí de
la Universiddad del Salvador (Centro
América) una carta en la que me
piden sugiera nombres de profesores
de Arte Escénico, Impostación y
Expresión Corporal que puedan
ir a trabajar a la Escuela Dramática
que se va a crear. El sueldo
está entre los 600 y 800 dólares, y pagan
transporte, exceso de equipaje, seguro de
salud, etc. Con el agregado de que una
flia tipo, extranjera, gasta 300 dólares.
A pesar de que los datos recabados sobre Salvador
son lamentables,(pobreza excesiva junto a riqueza
desmesurada, incultura, etc. etc.), yo me
sentía tentado de decir que sí. Pero
estalló la revolución como consecuencia
de un fraude en las elecciones,
ganadas por el candidato del P.D.C.,
y avasallado por un militar que dejaba
a su sucesor.(Les estoy hablando de allá no de acá).
Es decir que debo optar por esto que
tenemos aquí, y los terremotos, volcanes,
guerrilla (?) y dólares.
Parece que todos tendremos
que resolvernos por algo.
Me dijo Ofelia que esperan Uds.opiniones
de quienes vemos estas cosas
de cerca. Es realmente difícil.
Yo creo que estando ya afuera,
y teniendo las ventajas que
da el permanecer hasta la finalización
del contrato, sería inútil volverse.
Porque si bien es un desperdicio
estar allá haciendo un trabajo que
no es el más importante que Toto
puede hacer, por lo menos tiene la
compensación material. Pues aquí
de pronto está en la misma situa-
ción, y sin esa compensación.
Justamente, cuando a mí me
propusieron la “Zapatera”, contrapro-
puse “las 3 hermanas”, pues con el
elenco que tenía, consideraba un
despilfarro utilizar a actores como
Guarnero o Maruja Santullo, hacien-
do de Vecina Roja en vez de un papel
en una obra de Chejov. Pero ese es
el común denominador de este país:
Tener a la gente y no aprovecharla.
Claro que si uno hace lo que desea
hacer y no tiene una compensación
por su trabajo y su talento, tampoco
resulta muy agradable. Y allí se
plantea el dilema vocación-dinero.
Quizá el más difícil de resolver.
Pero creo que hay un tiempo para
la vocación, y otro para el dinero.
Y yo, por lo menos, me siento ya
en el tiempo del dinero. Creo haber
cumplido bastante con la vocación.
¿Será auténtico, o me moriré de
aburrimiento si llego a ganar
dinero a costa de mi vocación?
Antes de Semana Santa pasé 4
días solo en Pta Ballena. Una belleza.
Caminaba de 8 a 10 kms.por día
(hasta tío Tom ida y vuelta por la playa)
Gracias por haberme prestado la casa.
En síntesis: a pesar de todas las cosas
dramáticas que ocurren estamos
bien, siguen los cursos, los ensa-
yos, vamos al cine, etc. etc. Si
no están enfermos, si no están
demasiado aburridos, si no están de-
primidos ni angustiados, no lo duden
ni un minuto. Quédense.
Aunque tengamos muchas ganas de
verlos.
Abrazos
Ed
e shtunë, 7 tetor 2006
otro aporte
De: | "Juan Antonio Vidal Saraví" |
A: | "marcos valls" |
Asunto: | otro aporte |
Fecha: | Mon, 2 Jul 2007 18:03:51 -0300 |
"Sólo sé que no sé nada" Sócrates
En el Homenaje que la EMAD le tributó junto a Tito Barbón, poco antes de su muerte, el propio Schinca confesó que después de tantos años de docencia, había llegado a la conclusión de que le resultaba imposible impartir consejos a los estudiantes de teatro. Que la propia experiencia orientaría el accionar de cada uno en la profesión, de acuerdo con sus propios criterio y formación.
¿Cómo calibrar entonces su valor como eslabón en esta cadena nuestra de eternos aprendizajes, si él mismo evitó dejar sentencias grandilocuentes, o máximas absolutas que nos lo pintaran de cuerpo entero?
Podría recordar su humor, su don de gentes... pero ¿hasta qué punto sería válido para una generación que no lo vio actuar, y que tal vez sólo llegó a apenas vislumbrar su trabajo a través de sus últimas puestas?
Una relación de sus creaciones, actuando y dirigiendo, podrá ser impresionante, pero no pasará de una fría lista de nombres de personajes y textos, que sólo conseguirá ocultar como una fachada el mundo fascinante en el que nos sumergió a todos: alumnos, espectadores, compañeros de trabajo.
En realidad me dan ganas de contar que, al terminar sudoroso mi primer estreno siendo ya su alumno, ante mi advertencia de "Ni me toque, Schinca, estoy empapado", me contestó: "¡Ese es sudor santo!" y me abrazó.
Quiero recordar la vez que me pidió disculpas (!) por marcarme un matiz, entre patas, ya en funciones de Rey Lear; o verlo correr furioso a pegar cuatro gritos exigiendo silencio en la Escuela, para después preguntar risueño: "¿Estuve malo?". Necesito volver a escuchar el retintín de su "¿Qué te pasa, lolo?" (o sería Lolo??), aplicado a quién sabe cuántas situaciones.
Pero todo esto no llegaría más allá del simple anecdotario. Me parece más importante buscar lo que de él quedará en nosotros. Me resulta fundamental rescatar su legado de profundidad en el oficio, la seriedad del trabajo en el hilarante absurdo de todos los días, la vocación de trasmitir lo medular de la experiencia propia y heredada. No sé si todo se reduce a decir bien el verso del Siglo de Oro, o a entender las relaciones de fuerza y espacio entre protagonista y Coro de la tragedia griega.
Necesitaría poder transmitir el valor de su avidez por la nueva dramaturgia, la vigencia de su paciente vocación docente, el amor de su interés por el desarrollo de sus alumnos, la inteligencia de sus comentarios llenos de ironía, la sinceridad de su devoción por el Teatro.
El nuestro es un arte de imitación, y hasta los menos convencionales y más vanguardistas parten de un punto anterior. Y absolutamente vacuo e improvisado será aquél que no conozca y reconozca los caminos previamente recorridos (esto sí suena a espantosa máxima teórica).
La Xirgu suena artificial y fuera de moda desde los discos de pasta que la sobreviven, pero de ella seguramente Schinca heredó la necesidad casi visceral de conocer lo más nuevo, a la vez que el rigor en la formación y el trabajo. Ella fue revolucionaria cuando, entre otras cosas, eliminó al apuntador en escena; Schinca no tuvo oportunidad de grandes revoluciones en ese sentido, pero la esencia de calidad y profesión dignificada, con un claro componente de conciencia de nuestra función social, es algo que espero viva y crezca en nosotros, sus alumnos. No sólo para aplicarla en la lucha diaria de nuestro oficio, sino para ser capaces de trasmitirla y perpetuar la especie. No podemos nada más que extrañarlo: tenemos ahora el deber de tomar la posta.
Aunque a la larga concluyamos que la única certeza es la de no saber nada...
Juan Antonio Saraví
Escrito para una revista de la EMAD que nunca salió.
e premte, 6 tetor 2006
De Milton Schinca
Milton Schinca
e hënë, 6 qershor 2005
De Levón
Levón
e diel, 6 qershor 2004
De Elena Zuasti
Las crisis vocacionales de Eduardo…
Eduardo siempre fue un apasionado lector de teatro, género que a muchos consecuentes lectores de literatura no les atrae mayormente, prefiriendo abiertamente la narrativa (puestos a hablar de los géneros literarios que “cuentan” historias). El leía teatro y su imaginación se echaba a volar trasladándolo a un mundo de fantasía, del que luego de terminada la lectura, le costaba mucho o simplemente no quería desprenderse.
Cuando algunos de esos textos en los cuales había “viajado” con tanto placer, le era ofrecido para ser llevado a escena bajo su dirección, Eduardo comenzaba un estudio minucioso, no obviando ningún detalle; si la pieza era de origen no hispano, controlaba la traducción, a veces hasta la exasperación comparándola incluso con otras traducciones a lenguas diferentes (francés, italiano, inglés), en el afán de no perder ningún matiz posible. Terminada esa etapa trasladaba su mundo de fantasía al escenario real e imaginaba los espacios, los vestuarios, los físicos y los rostros de los personajes… que dibujaba incansablemente en hojas de papel, o en servilletas de confitería… El super-objetivo o mensaje final, lo había tenido siempre claro desde la primera lectura.
Luego se reunía con quienes iban a acompañarlo en la aventura, técnicos y actores, y con ellos divagaba con entusiasmo tratando de comunicar a sus compañeros, los universos que había entrevisto en las lecturas de esa obra.
Finalmente llegaba el día de comienzo de los ensayos… pasaba un día o dos, a lo sumo una semana, y Eduardo caía en una crisis vocacional. Pedía a gritos un “año sabático”, cuando no renegaba de su decisión de vida, o pre-anunciaba su retiro definitivo de las tablas. Largas sesiones de “Oro del Rhin”, frente a humeantes tazas de té, “tiritas calientes” y “pretzels” se realizaban diariamente, buscando solucionar y dar fin a esa “crisis” que no era otra cosa que el dolor de la adaptación de un “sueño” a nuestra realidad teatral (recursos escasos, actores que no reflejaban exactamente el personaje imaginado, exigencias burocráticas que enlentecían y entorpecían la puesta en escena, etc.) Él, como director, permitía y auspiciaba la propuesta actoral y la propuesta técnica, y a veces, el ensamblado de los distintos puntos de vista, lo agotaba. El proceso de unificación era largo o corto; cuando culminaba, Eduardo superaba su “crisis vocacional”, y se lanzaba de lleno al trabajo con entusiasmo.
Los ensayos eran rigurosos, extensos, tanto en duración como en profundidad. Era muy sutil en la marcación de forma de no dañar la propuesta actoral y sacarle el máximo partido. El actor se sentía seguro, cuidado, corregido con severidad y benevolencia.
A pesar del rigor que toda esta segunda parte del proceso suponía, siempre estaba su buen humor campeando por sobre todos, para alivianar tensiones o simplemente tener un divertido momento de desahogo y esparcimiento.
Hacia el estreno, la “crisis vocacional” había quedado totalmente olvidada… hasta el próximo título.
Elena Zuasti
e premte, 6 qershor 2003
De Irma Schinca
Irma Schinca